LA ALIMENTACIÓN EN LA MONTAÑA

Comida de trekking

Que llevar para comer en una ruta de trekking larga es importante cuando hacemos grandes esfuerzos físicos en la montaña. Os presentamos este completo informe del Dr. Luis Serrat Pages, médico de asistencia social y sanitaria de Barcelona, España.

FUNDAMENTOS DE LA NUTRICIÓN

Todos los seres vivos, para conservar la vida, tienen que comer, han de nutrirse. Los procesos de la nutrición comienzan incluso antes de nacer: la hinchazón de la semilla dentro de la tierra, la formación del polluelo dentro del huevo, el desarrollo del feto dentro de la matríz; son los movimientos iniciales del grán fenómeno de la nutrición que acompaña a los seres vivos a lo largo de toda su existencia.

En la inmensa variedad de estos seres, desde los vegetales a los vertebrados superiores, que abarca millones de tipos de vida diferente, la nutrición, sostén de esta vida, se hace por instinto. Y el instinto siempre acierta: desde la dirección de las raices para buscar el mejor abono, hasta el picotazo del pollito que come el grano bueno y deja el malo sin jamás haber probado ninguno de los dos. Solo el hombre, solo el orgulloso Homo Sapiens, pudiendo escoger libremente, es capaz de equivocarse y comer alimentos nocivos para su organismo. De ahí la importancia de que el hombre aprenda lo que le conviene para nutrirse adecuadamente. El instinto que no posee o que acaso ha olvidado hace muchos años, debe ser sustituido y sustituido con ventajas, por la soberana inteligencia.

La inteligencia, bien dirigida por el experimentado estudio, no solamente no errará al escoger nuestra alimentación, sino que nos permitirá adecuar esta alimentación a la conveniencia de nuestro bolsillo, a nuestro paladar, a las exigencias físicas diarias, etc.

Veremos a través de este apunte, los fundamentos de la buena alimentación, sana y acorde a cada actividad en la montaña, pues si bien es cierto que es fundamental alimentarse bien en todos los ámbitos, ello tiene mayor importancia en la montaña, pues allí debemos transportar nuestros propios alimentos y saber que son los más adecuados.

LA NUTRICIÓN: ASIMILACIÓN Y DESASIMILACIÓN

Podemos comparar al cuerpo humano con una gran fábrica de productos químicos que funciona específicamente a base de los insumos fabricados por ella. Para poder fabricar los productos específicos que precisa para su funcionamiento recibe la materia prima del exterior; esta materia prima son los alimentos.

Ya dentro de la fábrica, o sea ingeridos los alimentos, la digestión hace una primera selección y transformación de los mismos; los desechos residuales de este primer proceso serán eliminados por las vías naturales. En este primer proceso, los alimentos ingeridos se han convertido en las substancias nutritivas propiamente dichas. Estas substancias nutritivas, por una serie complicadísima de procesos de distribución, van a parar al interior de las células, unos mil billones, de que está compuesto el cuerpo humano. Esta es la materia prima que las células necesitan para empezar su trabajo. En su interior, esta matéria prima sufre una serie de procesos químicos que le hacen liberar la energía que encierra, quedando el resto como producto de desecho.

El complicado proceso que empieza con la absorción de las substancias nutritivas por las células y termina con la expulsión de los desechos, se denomina metabolismo.

Para que la célula pueda liberar la energía que le es necesaria para vivir, primero tiene que transformar las sustancias nutritivas en propia matéria celular, en propia carne, porque la célula, como cualquier otro ser vivo, se nutre, come; pero come de su propia carne. Al proceso químico de transformación de las sustancias nutritivas en materia celular viviente se le llama anabolismo, o en una palabra más común, asimilación. Y al proceso químico de desintegración de esta materia celular viviente, que sirve para liberar la energía que la propia célula necesita para vivir, se le llama catabolismo o desasimilación.

Del equilibrio o desequilibrio de estos dos procesos depende todo el desarrollo vital de la célula. Si hay más asimilación que desasimilación, la célula crece, y por ende crece todo el organismo o cuerpo del que forma parte; esto es lo que sucede durante la niñez. Si la desasimilación es mayor que la asimilación las células decrecen y acaban por morir: es lo que ocurre en la vejez. La edad adulta, media o madura se caracteriza por un equilibrio entre los dos procesos: el cuerpo permanece sensiblemente igual a si mismo. La enfermedad no es más que la intrusión de energías maléficas en el interior de la célula, que perturban la sana relación entre los dos procesos.

El desequilibrio metabólico puede, por consiguiente, responder a causas normales: infancia o senectud o, anormales: enfermedad. Ahora bien, aparte del equilibrio o desequilibrio en si, hay un factor primordial a tener en cuenta para la salud del organismo. La cantidad de energía que las células se ven obligadas a liberar, o sea, la cantidad de matéria celular que se desintegra para conseguir la energía, no solo depende de la edad de cada organismo, sino también del trabajo a que está siendo sometido.

A más trabajo, más energía consumida y por lo tanto, más necesidad de substancias nutritivas para reponer los materiales gastados. Vemos aquí perfectamente el porque de una alimentación racional cuando practicamos deportes como el alpinismo y cuando estamos varios días en las montañas.

No obstante, aunque el cuerpo esté en absoluto reposo, consume un mínimo de energía. En realidad el reposo absoluto no lo podemos conseguir nunca; la vida por si misma consume energía. Podemos casi reducir a cero el gasto de energía mecánica sometiendonos a ciertas condiciones favorables para el reposo. A estas condiciones se las llama condiciones basales o fundamentales y para lograrlas con un mínimo de garantía se necesita ayunar como mínimo durante doce horas y estar echado en posición de decúbito durante dos más, en completa tranquilidad, en un medio ambiente de 18 a 20 grados de temperatura.

De esta forma se evita el funcionamiento mecánico y el del corazón. La energía que en estas condiciones nuestro cuerpo desprende por metro cuadrado de superficie se llama metabolismo basal o fundamental. Lo normal es que nuestro cuerpo desprenda de 800 a 900 calorías basales por metro cuadrado de piel cada 24 horas.

En las condiciones basales descriptas se logra reducir a un mínimo los gastos mecánicos de energía, pero sobre los gastos químicos no tenemos control. Los procesos químicos dentro de las células continúan al margen de nuestra voluntad y no podemos ejercer ningún control sobre ellos, son totalmente inconscientes, hasta el punto de que continúan más allá de nuestra propia vida.

Durante cierto tiempo después de la muerte los procesos celulares continúan. Por eso crecen las uñas y el pelo de los cadáveres. Estas células, por insensibles (podríamos decir que por llevar una vida muy al margen de la red nerviosa), son las últimas en “enterarse” de la muerte del organismo del que forman parte. Las calorías basales incluyen pues, también las que se desprenden de estos procesos químicos inevitables y fundamentales para la vida.

(Parte 1 de 5)

Trabajo preparado en base a los Art. “La alimentación hoy” y “Que debemos comer” del Dr. Luis Serrat Pages, médico de asistencia social y sanitaria de Barcelona, España.

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 by Anonymous

Frutos secos. Compensan el desgaste físico gracias a sus proteínas, minerales y suculentos nutrientes y Productos deshidratados o liofilizados, muy buen artículo. Saludos